Este mito ha sido recuperada de la página institucional de la Municipalidad Provincial San Ignacio. Veamos de qué se trata.
Cuentan los pobladores que unos años atrás todas las noches salía un señor en su caballo con su bebito en brazos y que paseaba por las calles de San Ignacio. Cuentan también de que quien lo veía se alocaba. Una noche un policía que estaba de turno salió a mirar si es que algo pasaba, cuando de pronto se escuchó a un caballo que venía galopando, el policía empezó a gritar por que un bebito lloraba, de pronto el señor tiró el bebito y desapareció por encanto, de pronto vino otro policía a ver lo que pasaba, cuando se dio con la sorpresa de que su colega estaba desmayado, se acercó y vio a un bebito tirado el cual tenía cachos y hablaba; dicen que ese policía se alocó y que después de un tiempo recobró el conocimiento. En la actualidad cuentan que sale pero solo cuando toca viernes 13 y en horas de la mañana porque también tienen la costumbre de decir que es una hora mala.
Cuentan los pobladores que unos años atrás todas las noches salía un señor en su caballo con su bebito en brazos y que paseaba por las calles de San Ignacio. Cuentan también de que quien lo veía se alocaba. Una noche un policía que estaba de turno salió a mirar si es que algo pasaba, cuando de pronto se escuchó a un caballo que venía galopando, el policía empezó a gritar por que un bebito lloraba, de pronto el señor tiró el bebito y desapareció por encanto, de pronto vino otro policía a ver lo que pasaba, cuando se dio con la sorpresa de que su colega estaba desmayado, se acercó y vio a un bebito tirado el cual tenía cachos y hablaba; dicen que ese policía se alocó y que después de un tiempo recobró el conocimiento. En la actualidad cuentan que sale pero solo cuando toca viernes 13 y en horas de la mañana porque también tienen la costumbre de decir que es una hora mala.
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